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Ricardo F. Colmenero para El Mundo

Una investigación se sirve de una nariz electrónica y olfateadores humanos para revelar desde el olfato cómo evolucionaron las prácticas de momificación y los ingredientes.

Ls momias del Antiguo Egipto huelen a «madera», a «picante» y a «dulce». Con la ayuda de una nariz electrónica y olfateadores humanos entrenados, investigadores de la University College de Londres y de la Universidad de Ljubljana, han logrado revelar nuevos detalles sobre prácticas de momificación.

La investigación, que acaba de publicar Journal of the American Chemical Society, ofrece…

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