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Dónde se encuentra Egipto

En el noreste de África, abierto por el norte al mar Mediterráneo y por el este al mar Rojo. Hacia el sur y a ambos lados del Nilo, está el desierto (al este el desierto arábigo, y al oeste, el desierto de Libia), ambos son parte del Sahara.

Mapa de África. Tomado de: https://es.dreamstime.com/foto-de-archivo-correspondencia-pol%C3%ADtica-de-%C3%A1frica-image7242700

El país del Nilo

En cuanto al clima, en general Egipto es un país caluroso, sobre todo el sur, donde las temperaturas son muy altas porque está más cerca del ecuador, aunque por las noches refresca por la influencia del desierto. Por eso los egipcios se vestían con ropas ligeras de lino durante el día y por la noche tenían prendas que les abrigaban.

Es un país muy grande; desde el norte hasta el sur hay más de 1.500 kilómetros, pero la franja fértil donde la gente y los animales pueden vivir y donde se construyeron pueblos y ciudades, en algunos puntos es muy estrecha. En algunos puntos directamente no existe.

Mapa de Egipto.

Tomado de https://www.ancient-egypt-online.com/ancient-egypt-maps.html 

Para que os hagáis una idea, hacia 1550 a.C., en todo este territorio vivían sólo unos 3.000.000 de personas, que es un poco menos del número de habitantes que tiene Madrid y muchísimo menos de la población actual de la capital egipcia, El Cairo, donde se calcula que viven 16 millones de personas.

Como ya te hemos contado, el río Nilo condicionaba la vida en Egipto. A ambos lados del río se encontraba la tierra cultivable o “Tierra Negra”, llamada así porque tras la crecida anual del río, cuando se retiraban las aguas, se depositaba un limo que dejaba las tierras de un color muy oscuro, y que las convertían en terreno fértil. Más allá sólo había desierto y algunos oasis donde la vida era posible. Pero tranquilos, porque ahora os explicamos mejor todo esto.

El Nilo nace más al sur de Egipto (ver apartado siguiente) donde en un momento determinado del año se producían grandes lluvias. Estas lluvias hacían que el cauce aumentara bastante y que arrastrara tierras muy ricas que al depositarse en las orillas servían de abono. 

Desde su nacimiento, el Nilo en su recorrido forma un estrecho valle, a ambos lados del cauce, una especie de oasis, y al final de su curso se abre en una especie de abanico que se llama Delta, la zona más fértil. Dependiendo de las zonas, el río puede tener de 1 a 20 kilómetros de anchura. Tras esta franja está el desierto o “Tierra Roja”, llamado así por el color de su arena, aunque realmente sea más amarilla que roja.

Río Nilo, franja fértil y desierto

Los antiguos egipcios dividían el año en 3 estaciones que se llamaban Ajet (la inundación), Peret (la siembra) y Shemu (la recolección). Cada una de ellas tenía 4 meses. Ajet era de junio a septiembre, cuando el Nilo se desbordaba alcanzando su máximo caudal. A continuación, cuando el Nilo recobraba su cauce normal llegaba Peret, de octubre a febrero) que era cuando los campos quedaban cubiertos del limo fértil que se depositaba en ellos al retirarse. Entonces comenzaba el momento de sembrar. Finalmente acababan el año con la estación de la recolección, Shemu, que empezaba en febrero y terminaba en junio. Como veis este era un calendario agrícola.

Estaciones y cauce del río en cada una de ellas ((Desconocemos la fuente original pero si nos la indicas estaremos encantados de incluirla.)

Para poder calcular si la crecida del río iba a traer abundancia de agua o escasez, los egipcios inventaron los nilómetros, unas construcciones para medir el nivel de las aguas en el sur y poder saber cómo iba a ser la cosecha o prever si iba a ser un año de hambruna.

El Nilo era tan importante que los antiguos egipcios pensaban que era un dios, llamado Hapy y un historiador griego, llamado Heródoto, dijo hace 2.500 años: “Egipto es un don del Nilo”, porque sin este río el país no hubiera podido existir nunca.

Este importante río tiene unos 6.853 km, es el segundo río más largo del mundo (tras el Amazonas). Su origen está en dos fuentes situadas más al sur de Egipto, el Nilo Blanco y el Nilo Azul, que antes de entrar en Egipto y convertirse en un único río atraviesan otros países africanos.

Los dos caudales del Nilo (el Blanco y el Azul), se unen en una ciudad de Sudán que se llama Jartum, convirtiéndose en el gran río que recorre Egipto hasta desembocar en el Mediterráneo. En la desembocadura es donde se encuentra el gran Delta, que en la antigüedad poseía numerosos canales, algunos han desaparecido en la actualidad.

Viajar de sur a norte era bastante sencillo porque iban a favor de la corriente y podían remar sin dificultad, pero la cosa se complicaba cuando navegaban del norte hacia el sur. Era entonces cuando tenían que desplegar sus velas para que el viento les ayudara a ir en contra de la corriente.

Sus barcos eran de madera o de papiro, mucho más liviano. Unos los usaban para viajes largos o para cargas pesadas y otros para pescar, trasladarse o para ir a capturar aves en los marjales del delta, un deporte que les gustaba mucho. A los dioses también los trasladaban en barcas en las fiestas y en las procesiones y cada barca llevaba en la popa la cabeza del dios que iba en él, para saber quién era.

Además, el Nilo tenía en el sur una serie de cataratas que hacían difícil la navegación. Algunas de ellas no eran tan grandes como por ejemplo las del Niágara, sino que eran apenas saltos de aguas revueltas. En algunos tramos complicados, especialmente cuando iban a contracorriente, los egipcios tenían que tirar de ellos con cuerdas desde las orillas. Estas cataratas constituían límites geográficos que eran buenos para los egipcios, porque formaban “barreras” que les hacían estar bastante seguros ante las invasiones de los pueblos vecinos.

El Nilo fue como una “gran carretera” para los egipcios, puesto que les resultaba más sencillo desplazarse por él en barca que hacer grandes recorridos por el desierto o para cruzar de una orilla a otra, puesto que no conocían los puentes.

Ya os hemos contado que los egipcios creyeron que el Nilo era un dios llamado Hapy, lo que aún no sabéis es que ellos, como nosotros hasta hace poco, también se preguntaban dónde nacía y al final pensaron que su origen estaba en una cueva situada en el sur, en la primera catarata, protegida por una serpiente.

En los templos lo encontramos representado en forma de hombre con pechos colgantes y “michelines” y con plantas sobre la cabeza.

Dios Hapy en los colosos de Mennon Dios Hapy en la cueva donde nace el Nilo

Sabemos por las pinturas y relieves, qué animales vivían en el Antiguo Egipto, en las orillas del Nilo (muchos actualmente ya no lo hacen). Algunos eran considerados dioses, como por ejemplo Sobek, el dios cocodrilo.

Había muchos insectos, hipopótamos, leones, leopardos, gacelas, cocodrilos, y multitud de aves (ibis, ánades, lechuzas, buitres, etc.).

Algunos de los animales que se consideraban dioses debían tener unas marcas especiales. A éstos se les criaba en los templos, se les alimentaba e incluso se les momificaba cuando habían muerto.

Les gustaban las flores, las plantas y los árboles. Algunas de las plantas más importantes que se podían encontrar en abundancia eran el loto y el papiro, que hoy en día son escasas. Estas plantas servían para representar a las dos partes del país: el papiro el norte y el loto el sur, pero además el loto se usaba para elaborar perfume. Las flores las encontramos como ofrendas a los dioses, como adorno personal, y reproducidas en los relieves y en las pinturas. Es muy fácil ver al faraón entregando al dios un ramo con flores. Y tanto les gustaban que sobre sus momias se depositaron algunas guirnaldas.

Los egipcios tenían pocos árboles y por tanto poca madera para construir cosas, Sí había sicomoros, perseas y palmeras y algunos arbustos, como el tamarisco. De ellos aprovechaban muchas cosas, por ejemplo, del cedro empleaban su resina para usarla en el proceso del embalsamamiento.

Árboles y arado en la tumba de Sennedyem. Tebas

Algunos de estos árboles eran sagrados y no podían cortarse sin autorización, porque estaban relacionados con alguna diosa. Hay relieves y pinturas donde podemos ver que el tronco está formado por el cuerpo de esa diosa y que sale de él para alimentar al difunto ¡Qué imaginación tenían estos egipcios!

Las buenas maderas y los árboles de incienso tenían que buscarlos fuera del país y viajaban muy lejos. El cedro venía del Líbano, y lo llevaban a Egipto porque su madera es resistente y tiene un olor que aleja a los insectos; los árboles de incienso los trasladaban desde Punt y bajo el reinado de una reina faraón de la dinastía XVIII incluso los trasladaron con sus raíces cuidadosamente protegidas . Todos estos árboles los podemos ver en las pinturas y los relieves de sus tumbas y templos.

Traslado árboles del Punt con su cepellón

 A los egipcios les encantaban los jardines, sabemos que había bastantes y que incluso hacían construir uno pequeño cerca de la tumba para poderlos disfrutar después de haber muerto.

Reconstrucción del jardín funerario encontrado por el Proyecto Djehuty. Tebas

Comunicación CSIC. Tomada e: file:///C:/Users/AEDE00/Downloads/04mayo2017_NP_JardinFunerarioDjehuty.pdf

 

La dieta egipcia era parecida a la nuestra. Los agricultores plantaban cereales, legumbres y verduras, así como lino para tejer las prendas de vestir y hacer cuerdas y cestos. Además tenían árboles frutales y viñedos para hacer vino. Pero las frutas, el vino y algunas carnes eran unos alimentos que estaban reservados para los más ricos.

Los alimentos principales eran el pan y la cerveza, pero la cerveza no era como la que bebemos hoy, sino que era más espesa, casi se podía comer. Tenían muchas clases de panes, que hacían de diferentes formas y muchos pasteles.

Los ganaderos criaban a los animales que iban a servir para comer y también tenían animales domésticos, entre ellos aves, vacas, cabras y ovejas, que además de carne les daban leche, grasa, etc y con ella hacían quesos. Entre las aves que consumían había patos y pichones, de los que obtenían también sus huevos, pero no pollos, a los que no conocieron hasta el siglo IV d.C.

Los pescadores capturaban muchos peces, que consumían en el momento o que se salaban para comerlos más tarde, como hoy hacemos con el bacalao.

Para cocinar, como nosotros, usaban el aceite vegetal, pero también otros obtenidos de grasas animales.

Los egipcios inventaron sistemas para cultivar la tierra, empleaban el arado y se ayudaban con bueyes. También cazaban y, como ya hemos visto, pescaban en el río.

 

Trabajo en el campo. Tumba de Menna. Tebas
Pescadores en la tumba de Ipuy. Tebas

Textos: Elisa Castel y Helena Oliver

Fotografías: Teresa Armijo, Elisa Castel, Miguel Gamero, Antonio Lobo, Helena Oliver, Francisco Pérez Vázquez, Cristina Pino, Rosa Pujol, Jaume Vivó, SoloEgipto.

Para el resto de imágenes, las citadas en los pies de foto.