NOTA AEDE: Iniciamos una nueva sección en la que se publicarán artículos de divulgación escritos por socios de AEDE.
El que hoy presentamos es de María José Montero Fernández y estamos seguros que os gustará.
EL FARO DE ALEJANDRÍA, EGIPTO (Mª José Montero Fernández, socia AEDE)
En el extremo de la isla de Pharos, en el lugar donde ahora se alza el fuerte de Qait Bey, se erguía, a más de 120 metros de altura, el faro de Alejandría. Gracias a los relatos de diversos viajeros e historiadores podemos afirmar que su imponente imagen dejaba estupefacto a más de un viajero.
La isla de Pharos está situada frente a Canopo, cerca del puerto Alejandría y fue unida a tierra gracias a un malecón llamado Heptastadium en tiempo de Ptolomeo I Sóter, convirtiéndose en la península de faros.
La historia cuenta que el nacimiento de la Ciudad de Alejandría fue gracias a que Alejandro Magno, al pasar por la zona de camino al Oasis de Siwa, construyó una colonia griega encima de una pequeña aldea de pescadores egipcios en el invierno del 332-331 a.C. Solo bastaron 30 años para que dicha colonia se convirtiera en la ciudad de Alejandría, con una riqueza que fue la envidia de todo el mediterráneo. Su gran puerto gestionaba un enorme tráfico comercial entre Oriente y el mediterráneo; entraban y salían barcos llenos de riqueza en forma de metales preciosos, sedas, canela, incienso, gemas, etc. Tal era el trasiego de barcos que Ptolomeo I Sóter (367-283 a.C.) vio la necesidad de tener un punto de luz que guiará a los marineros. Hasta la época no existía nada igual y se decidió construir una torre que guiara a los barcos tanto de día como de noche en la entrada y salida del puerto. Su construcción fue asignada a un gran arquitecto de la época llamado Sóstrato de Cnido en el año 285 a. C. Se completó unos veinte años más tarde en el reinado de Ptolomeo II Filadelfo. Fue el primer faro en el mundo y el edificio más alto que existía, con la excepción de la Gran Pirámide.
Su estructura fue el resultado de la superposición de tres partes de planta respectivamente cuadrada, octogonal y redonda.
Su cima estaba equipada con espejos metálicos para señalar su posición reflejando la luz del sol; y por las noches, a falta de luz, se enciende una hoguera. Estrabón decía que el fuego que se mantenía encendido en la cima de la torre era visible a 100 millas.
Las leyendas nos cuentan como el misterioso espejo era también usado para detectar y quemar buques enemigos antes que estos pudieran dar alcance al puerto.
Para acceder a la entrada existía una rampa abovedada larga. De allí, una escalera espiral que llevaba a las muchas cámaras que tenía y usadas quizás por bestias de carga para llevar combustible al tercer piso donde el fuego se quemaba en la cúspide.
Gracias a un viajero árabe llamado Abou-Haggag que en el año 1166 d. C visitó el Faro, tenemos una rica información que nos describe con bastante precisión la estructura que ayudó a los arqueólogos modernos a reconstruir el monumento.
Entre los diversos escritos entre los años 320 y 1303 de nuestra era, se cuenta que en el año 796, el Faro perdió su piso superior y 100 años después, el gobernador de Egipto, Ibn Tulun (868-884), construyó una mezquita abovedada en la cúspide.
Entre el año 950 y 956, las grietas empezaron a aparecer en las paredes y la torre perdió unos 22 metros de altura. En el año 1261 un terremoto la volvía nuevamente a dañar, cayendo parte de su estructura.
En el año 1272, el sultán Salah al-Din Yusuf (Saladino ), hizo un trabajo de restauración.
El 8 de agosto de 1303 un violento terremoto agitó la zona mediterránea oriental. Los violentos temblores se sintieron en Grecia, el Levante y Delta de Nilo. Alejandría fue una de las ciudades más desfavorecidas por el terremoto como señaló Ibn Tagribardi: “Los príncipes a cargo de fundaciones religiosas pasaron largo tiempo reparando los daños infligidos en las escuelas, mezquitas e incluso el Faro”.
En el año 1326, el viajero árabe Ibn Battutah, pasó por primera vez por Alejandría y escribió que él subió a la rampa que llevaba a la entrada de la torre. Al volver en 1349, el faro estaba completamente en ruinas. Permaneció así abandonado durante un siglo hasta que el sultán Mameluco, Quaitbay, decidió fortificar la defensa de Alejandría para lo cual construyó una fortaleza sobre las ruinas del mismo Faro, usando parte de la piedra caída y el mármol blanco que pudo rescatar, es ahora el que conocemos como “Fuerte de Qait Bey”.
Fuerte Qait Bey en la isla de Pharos |
Un investigador alemán, llamado Herman Thiersch, estuvo 8 años indagando la estructura real del faro gracias a las fuentes de información existentes y las monedas, terracotas, y ciertos mosaicos romanos en Libia y Jordania, donde estaba representada la imagen del faro. Todo ello lo recopiló en un libro llamado “Faros” de 1909 y que ha servido como una referencia para todo estudioso de esta maravilla de la antigüedad.
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Herman Thiersch. Faros 1909 |
Herman Thiersch. Faros 1909 |
Arqueología submarina
Yacen hoy a una profundidad de 6 a 8 metros frente a la costa de Alejandría los restos del faro que no fueron utilizados en la construcción del fuerte Qait Bay.
La misión arqueológica que empezó a rescatar las ruinas del faro en 1994, bajo los auspicios del Centro de Estudios de Alejandría, creado por Jean-Yves Empereur (CNRS) en 1990, ha logrado extraer y clasificar hasta la fecha más de 3.000 objetos (esfinges, estatuas de otro tipo, columnas y bloques de piedra) pertenecientes a distintas épocas (faraónica, tolemaica y romana). Además en 1995 sacó a la superficie el busto monumental de un Tolomeo con atuendo de faraón. Se han identificado en alta mar restos de barcos antiguos.
La situación y el tamaño de los bloques de granito sumergidos, hacen a los científicos tener la convicción de que son vestigios del famoso Faro de Alejandría. Algunos de esos bloques, una vez recuperados y restaurados, se han expuesto al público en un teatro al aire libre de la ciudad. Sin embargo los arqueólogos tienen previsto dejar los demás donde se encuentran y crear un parque arqueológico submarino para preservar in situ estas reliquias del pasado.
La primera estatua rescatada 20 años antes está expuesta en el museo marítimo de la ciudad y se creía al principio, corresponder a una diosa. Sin embargo se ha podido verificar que las dos estatuas corresponden a un mismo estilo y podrían ser las que flanqueaban la entrada del faro. Estas se han identificado como la de Ptolomeo II Filadelfo y su esposa Arsínoe.
El francés Frank Goddio, descubridor del galeón San Diego, ha logrado revisar la topografía del puerto antiguo con ayuda de un sofisticado material y un equipo de buceadores expertos. También detectó un suelo enlosado, columnas derrumbadas, diversos bloques y estatuas gracias a las excavaciones intensivas que lleva efectuando desde 1995.
Estatua rescatada del mar, posiblemente representa a Arsínoe, esposa de Ptolomeo II Filadelfo. Expuesta en el museo marítimo de Alejandría. |
El faro de Alejandría fue la última estructura en ser nombrada en la lista de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo de Antípatro de Sidón. Fue impresionante en su construcción y escala, y todavía, a pesar de su desaparición, nos sobrecoge el misterio que encierran sus piedras. Desvelarlas será un reto al alcance de muy pocos.
Bibiografia
- Egipto y nubia II: Viaje a las Grandes Civilización del Pasado. En guía arqueológica ed. Folio. Barcelona 1997
- Andrew Snell y Thierry Ragobert. Alejandría la ciudad prodigiosa “La séptima maravilla del mundo”. Documental de Gédeon Programmes/France 2/BBC/WGBH-Nova/Nusée du Louvre/Elf Aquitaine 1996.
- Unesco : http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/underwater-cultural-heritage/the-heritage/did-you-know/pharos-of-alexandria/
- http://egiptologia.com/egipto-planea-un-museo-submarino-de-arqueologia-en-alejandria/
- Ian Shaw. Historia del Antiguo Egipto. Primera edición, marzo 2007.