En un pozo a cinco metros de profundidad, entre escombros intactos que conducían a la cámara funeraria inviolada del gobernador Heqaib III. En las entrañas de una árida colina agujereada de tumbas una misión española halló un cuenco de cerámica que le llevó hasta un descubrimiento sorprendente: la prueba del “reinado” de la mujer que, ante la ausencia de descendencia masculina, sirvió de gobernadora en el sur de Egipto en tiempos de los faraones.
“La cerámica se encontraba en el fondo un pozo de cinco metros de profundidad, en un estrato de escombro intacto que cerraba la cámara funeraria inviolada del gobernador Heqaib III. Estaba claro que …