La Escuela de Lenguas Bíblicas, Clásicas y Orientales de la Facultad de Teología de Valencia, sección Egipto, convoca:
Seminario: Egipto después de Egipto: la dinastía ptolemaica y la conquista romana, a cargo de Amparo Arroyo de la Fuente
Viernes 16 de mayo, de 18:30h a 20:30h y sábado 17 de mayo, de 11:00 a 13h
CV – Facultad de Medicina San Carlos (c/ Quevedo, 2. Valencia)
Cuando, en la segunda mitad del siglo IV a.C., Alejandro Magno llegó a Egipto, su principal objetivo era debilitar al Imperio persa a través de la conquista del valle del Nilo, pero los egipcios hacía tiempo que ya habían perdido su independencia. Tanto el propio Alejandro como sus sucesores comprendieron la importancia que Egipto tenía desde el punto de vista político, estratégico, económico e, incluso, también desde el punto de vista cultural. Por ello, Alejandro inició un proceso de sincretismo que tenía como objetivo presentar a los macedonios no como invasores sino como liberadores, como los garantes de la restauración del orden dinástico, como auténticos herederos de los antiguos faraones.
Ptolomeo I Sóter –Salvador– consolidó esta idea de restauración e inició la integración del pensamiento heleno en las tradiciones autóctonas, una integración que caracterizó todo el desarrollo de la denominada dinastía ptolemaica (332-30 a.C.). Se produjo entonces una curiosa dicotomía en el Egipto ptolemaico. Por una parte, los nuevos gobernantes se esforzaron por convertir Egipto en una monarquía helenística, en liza con los restantes reinos independientes surgidos después de la muerte de Alejandro y derivados del reparto del antiguo Imperio macedonio; al objeto de lograr la preponderancia en este nuevo orden internacional, la política ptolemaica se proyectó hacia el exterior y, tanto desde el punto de vista administrativo como desde una perspectiva económica, se llevaron a cabo en Egipto importantes transformaciones. Sin embargo, por otro lado, los Ptolomeos se propusieron consolidar su poder sobre la base de un profundo respeto por la cultura, el pensamiento y la religión egipcias, presentándose como una suerte de continuadores y herederos de la tradición autóctona. Es por este motivo por el que algunos de los principales iconos del antiguo Egipto están relacionados con esta apasionante etapa de su historia, desde el magnífico templo de Philae a la imagen mitificada de la última de los Lágidas, Cleopatra VII Philopátor.
A la muerte de la última reina ptolemaica, el Imperio romano irrumpió en Egipto convirtiendo el país en una de sus provincias pero, siguiendo el ejemplo de su admirado Alejandro Magno, los emperadores latinos se hicieron representar en los templos del país de acuerdo con los particulares parámetros del arte egipcio y, en algunos casos, incluso, se declararon fervientes devotos del culto egiptizante a la diosa Isis que se extendió por todo el Mediterráneo.
La huella de la presencia greco-latina en Egipto y, a la inversa, la influencia del pensamiento egipcio en la cultura occidental, son mucho más trascendentes de lo que tradicionalmente se ha considerado. La impronta de este período en Egipto puede apreciarse en santuarios como el ya citado de Isis en Philae y otros como el de Hathor en Denderah, el de Horus en Edfú, el templo de Sobek y Haroeris en Kom Ombo o el magnífico pórtico del templo de Jnum en Esna. Los monarcas ptolemaicos y los emperadores romanos dejaron además su huella en lugares tan simbólicos como los templos del Amón tebano en Karnak y Luxor.
El sincretismo derivado de la dominación macedonia y la conquista romana no sólo se evidenció en la arquitectura y el arte de esta etapa de la historia de Egipto, también afectó profundamente al desarrollo del pensamiento religioso y filosófico de toda el área del Mediterráneo. La reinterpretación y el análisis del mito osiriaco desde la óptica del pensamiento heleno fueron tan profundos que el mito pervive hoy día en la versión racionalizada de Plutarco; y, en este sentido, la tolerancia religiosa que caracterizó estos politeísmos mediterráneos derivó en un sincretismo religioso a través del cual los mitos egipcios se integraron en el panteón grecolatino, propiciando la interacción de diferentes divinidades y la asimilación de otras. El denominado culto isiaco, que alcanzó un amplio desarrollo en el Imperio romano, no sólo sirvió como una forma de integración de la población egipcia en el Imperio, sino que también fue un vehículo de transmisión del pensamiento egipcio en el mundo occidental que aún subsiste en la actualidad.
Instrucciones de matrícula
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Período de matriculación
Desde el 20 de abril hasta el día del inicio.
El resguardo se entregará al comienzo del curso
Matrícula General: 45 €.
Alumnos de la Facultad de Teología: 40 €
Se entregará diploma de asistencia
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